ELRINCONDACSA



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Soñadores ♥

jueves, 15 de mayo de 2014

Los exámenes me devoran.

¡Soñadores! Vuestra blogger se encuentra ahora mismo consumida por los exámenes finales de la Universidad. Me es complicado entrar aquí y sacar tiempo, además de ponerme a escribir algo nuevo porque con tanta cosa en la cabeza me resulta difícil inspirarme, la verdad. Perdonad si os abandono un mesecito, ay. ¡Parece que siempre os acabe abandonando a vosotros y al blog!
Os cuento, bueno. Hace tiempo que me revolotea una duda que me tiene rallada. 
No sé que hacer respecto a un tema... ¡un tema relacionado con escribir!
Sí, pues hace varios meses, decidí finalmente gastar un poco de mi tiempo en ir construyendo una historia para tranquilizar a mi extensa imaginación, la cual quiere salir por algún lado y claro, hay que darle el capricho, ¿cierto? 
Pues me puse manos a la obra y a día de hoy llevo sobre 40 páginas. Primero lo hice con la intención de complacerme a mí misma por superarme, leyendómelo una vez lo hubiese dado todo por acabado. Pero amigos míos me pillaron e insistieron en que la mostrara, y yo me negué.
Me daba miedo que alguien leyera la historia y se defraudara (venga, fuera peloteos y asumid que como calidad de escritura tengo muy poca, soy una simple aficionada y ya). 
Un libro no tiene nada que ver con relatos cortos, tienes que tener una mayor capacidad de expresión, de saber entretener y de ser original. Se supone que a la gente le tiene que gustar para que se enganche, es obvio.
Pero como yo siempre he sido una "oveja negra", pues he estado meditando y me he dado cuenta de algo, a la que le tiene que gustar es a mí.
¿Qué si me gusta lo que estoy escribiendo? Pues realmente no lo sé, voy todavía por el principio y faltan un montón de personajes.
¿Qué si está bien? Pues redactar, redacto como aquí. Con un bajo nivel al que seguramente le falta adquirir más vocabulario y práctica, además de saber llegar mejor al público.
¿Qué de qué trata? Eso no lo pienso decir, lo guardo en secreto. Sólo diré que es de carácter ficticio.


¿Aura, te aclaras?
Sinceramente no, por eso recurro a vosotros. Porque si vais a ser mi público os tengo que pedir un pequeño favor, que espero que participéis en él.
Bien, he visto que mucha gente joven a través de redes sociales, se envalentona y va publicando capítulos de libros propios y creados por ellos. ¿Debería hacer lo mismo?
No tengo ni idea, la verdad. Por eso os propongo que contestéis a la encuesta que os he dejado a la derecha, arriba del contador de visitas. Os he dejado un periodo indefinido de tiempo para qué meditéis la respuesta y tal. Para evitar confusiones, voy a contaros que significa cada respuesta y así tengáis más claro a la hora de elegir. Allá voy:
-"¡Sí, sin miedo": Marcando esta opción, estás de acuerdo en que el blog haga un giro de 180 grados y pase a ser un blog destinado a contar a través de publicaciones clasificadas por capítulos o partes de capítulos, una historia que está escribiendo la propietaria del blog.
-"Me parece genial, pero hazlo en otro blog diferente que sea exclusivo para eso": Con esta respuesta, expresas total acuerdo en que la propietaria se atreva a compartir su historia, pero que crees que sería más conveniente destinarlo a otro blog, para que no se mezclara con el viejo rincón DACSA y para que así los lectores no se hicieran un lío en las publicaciones que son relatos cortos o forman parte de dicha historia.
-"Prefiero leer tus relatos cortos que hacer un seguimiento de algo largo": Con esta casilla, muestras que tus visitas al blog, son para leer cosas cortitas en las que no se pierda mucho tiempo o no se tenga que leer mucho, ya que tú con los libros no puedes. Tampoco te opones, pero crees que el rincón DACSA no debería perder su esencia dando un cambio tan grande y prefieres que la propietaria edite y actualice más a menudo con escritos y publicaciones no muy extensas.
-"No, sigue como hasta ahora": No te interesa en absoluto el proyecto que propone la usuaria del blog, ya que te gusta tal y como está llevando a cabo las publicaciones hasta el momento. No quieres que se dejen de escribir o en su defecto se escriban menos entradas como las de toda la vida, porque la autora invertiría demasiado tiempo en su larga historia y ya te gusta como lo está haciendo hasta ahora. ¡La propietaria y el rincón DACSA a seguir como siempre han hecho, que ya está genial y es mejor!


¿Qué pasa si no estás de acuerdo con ninguna de las opciones ya citadas? ¡Pues propón a través de un comentario otra idea (que puede permanecer en el anonimato sin problema) y se añade a la encuesta!


Por favor, para mí es muy importante que participéis. No os cuesta nada perder unos minutos para conseguir que me sienta apoyada y que realmente hay alguien que me lee.
Y que no se os olvide, que la autora hace todo lo posible para ajustarse a lo que deseáis hasta cierto punto, por eso siempre os pido que os impliquéis más con ideas y sugerencias. ¡Recordad que si el blog existe, es porque existís los soñadores!
Muchísimas gracias, sólo por ya estar leyendo esto, porque es señal de que al menos, algo te interesa.
P.D: Juntos, hemos hecho posible llegar a las 6000 visitas y que me sienta orgullosa de vosotros. ¡Gracias de nuevo!

domingo, 27 de abril de 2014

¡No abráis ese manual de instrucciones!

Suena el despertador, me levanto perezosa de la cama y lo apago con cuidado para que deje de hacer ruido. Suspiro. Otro día más...
Con prisas, me dirijo a la cocina. Abro la nevera y me contengo. Pronto llegará el verano y todavía no he adelgazado lo suficiente. No puedo comer, no. Cojo un zumo meditándolo y le doy dos sorbos para que me deje de rugir la tripa. El resto, lo tiro a la pica. Perfecto, sonrío.
Me dirijo al baño ahora, y es allí donde me espera mi peor enemigo: el espejo. 
Me odio físicamente, lo admito. ¿Por qué no puedo parecerme a las chicas de la televisión? ¿Por qué no puedo ser tan guapa como ellas? ¿Por qué tengo este cuerpo tan asqueroso y no otro? Aparto la vista rápidamente y me empiezo a vestir girada. Verme desnuda frente al espejo es la mayor autodestrucción que puedo experimentar. Sí, me sobra de todo en todos lados, soy consciente de ello y vivo atormentada por ese mismo motivo. Siempre tengo un "Carla, monstruo" en mi cabeza.
Mientras me coloco la camiseta, me tengo que ver la odiosa barriga y el poco pecho que tengo. Agh... Dejo de fijarme y me dedico ahora a ponerme los pantalones. Mis piernas... parecen dos morcillas, dios. Tengo demasiado muslo y la cadera muy ancha. Por fin me he vestido, por fin. Ahora voy a ponerme con el pelo. Últimamente se me cae bastante y no me brilla como antes. No logro entenderlo pero menuda suerte la mía, hasta el pelo ahora es un asco.
¿Dónde habré puesto la bolsa de maquillaje? Ah, aquí. No puedo salir sin ponerme base y maquillarme, podría traumatizar a alguien. Estoy segura de ello, ya que a parte de un cuerpo horrible, también tengo una cara muy poco agraciada.
Cuando me siento ya lista, me miro en el espejo para verme si voy impecable. Bueno, soy un orco pero al menos hoy voy algo decente.

(Pasa un rato y ahora Carla se encuentra delante de la puerta principal del instituto).

Estoy llegando tarde, mierda. El profesor de mates me va a poner otro retraso, me lo veo venir. Empiezo a coger carrerilla y me adentro entre el bullicio de gente. Veo como todo el mundo se gira para mirarme. Resoplo con cara de mala leche, seguro que están cuchicheando algo sobre mi o sobre mi odioso físico. Tío, ya sé que estoy gorda pero no hace falta que me lo hagan notar de esas maneras todos los días. Venir al instituto y soportar a la gente que te encuentras en él, es un infierno. Decido taparme la cara con la carpeta y seguir andando rápido, a ver si así dejan de hacerme tanto caso los pesados. "Gorda, gorda, gorda..." oigo en mi cabeza...
Por fin me hallo delante de la puerta. Toco con cuidado esperando que al abrir despacio, me encuentre con la habitual riña de Raúl. Entro del todo y la explicación de la clase de matemáticas se para. Todos mis compañeros se quedan quietos, y Raúl pone una cara extraña que no logro entender que significa.
-Buenos días, Carla.-dice con una voz cansada.- Siéntate al lado de María y así podremos continuar con las ecuaciones, anda.
Desde luego, el profesor sabe como castigarme. ¡Mira que mandarme al lado de la foca de clase tiene narices eh!
Me recorro la clase intentando no hacer ruido y no estorbar al resto, hasta que por fin me coloco al lado de la desgraciada de María.
-Hola, puedes ir copiándote de mis apuntes si quieres, hoy Raúl ha empezado con ganas- susurra en voz baja y sonriendo a modo de saludo.
La miro en silencio y separo un poco mi mesa de ella. No quiero estar tan cerca, me da asco mirarla. Está feo que lo diga, pero tiene que ser duro estar tan obesa y que todo el mundo se ría de ti. ¡No puedo juntarme con otra que está aún peor que yo, no! Si es que pobrecilla, nadie puede aceptarla con un cuerpo tan espantoso como el suyo. ¿Por qué no se pondrá a dieta y no hará algo de ejercicio? Le vendría tan bien...
Veo como se estira y como sin querer, se le sube la camiseta quedando al descubierto sus michelines. La miro horrorizada y de repente me entran náuseas por todo el cuerpo. Estoy mareada, me siento muy mal. ¿Qué me pasa? María se gira hacia mí y me contempla con la boca muy abierta. Me estoy cayendo del pupitre, agh. El mareo que estoy experimentando se apodera de mí y me obliga a cerrar los ojos y ver cada vez más borroso...

(Continuación contada por María):

Se veía venir, pobre Carla. Aún estoy horrorizada de todo lo que ha pasado en tan pocas horas. Estos últimos meses estaba quedándose cada vez más delgada, y había llegado hasta el punto de parecer un esqueleto andante. Hoy estaba más débil y pálida que de costumbre, pero ya llevaba un par de semanas así. Incluso cuando ha entrado en clase, al estricto de Raúl se le ha encogido el corazón cuando la ha visto andar tan debilucha y cansada... 
La verdad es que una chica tan viva y alegre como era Carla el año pasado, impresiona que haya llegado a esto. ¿No tuvo suficiente cuando fue descalificada de las competiciones y fue borrada del club de tenis por desmayarse constantemente? A ella le encantaba jugar si no recuerdo mal... 
De repente, mis pensamientos se paran cuando recibo en el móvil una llamada de Carmen, su madre. Decido descolgar.
-¿Diga?
-María, cielo. Ay...-noto como le cuesta hablar y oigo como se moca la nariz.- Mi niña... ¡mi Carla!
-¿Qué ha pasado? ¿Qué han dicho los médicos? ¿Está bien?
-Gracias por haberla llevado hasta allí pero...-se pone a llorar desconsoladamente- Mi hija, mi hija ahora está ingresada en un centro donde... donde me han dicho que harán todo lo posible para curarla... Mi niña preciosa, ¿cómo no he podido darme cuenta antes?
-Anímese, ahora su hija está en buenas manos, estoy segura de ello. Y conociendo a Carla, seguro que se recupera enseguida, mucho ánimo. Sé fuerte. Cualquier cosa que necesite...- digo a modo de ánimo, ya que ojalá todo fuera tan fácil, los trastornos alimenticios son complicados.
-Oh, gracias, gracias... Mira cielo, te tengo que colgar. Era sólo para que supieras que mi hija está consciente otra vez y que lamentándolo mucho, no podrá acabar el curso con vosotros. Ya he hablado con su profesor y está al corriente de todo. Vuelvo a repetir que gracias por todo lo que habéis hecho él y tú al traerla aquí esta mañana...
Oigo como rompe a llorar de nuevo antes de colgar y se me para el corazón en ese preciso instante. Yo no he sido nunca precisamente amiga de Carla, y si para mí ha resultado un día horrible se me hace duro pensar lo que habrá resultado para la gente que la quiere de verdad.

Decido salir a la calle para despejarme pero no ayuda, veo carteles de "Adelgaza" o "Pierde peso" por todas partes que se han multiplicado desde que hemos entrado en verano. Me indigno, muy cabreada. No me gustan nada los cánones de belleza establecidos. ¿Qué pasa? Yo me salgo de la media establecida, ¿y qué? No me importa, soy feliz y me quiero. No me importa tener unos quilos de más o de menos. No me importa no ser lo que la gente quiere.
Carla siempre fue esclava de su cuerpo, y yo en cambio, siempre fui dueña del mío. 
Ella siempre dependió de su cuerpo. Su propio cuerpo la había convertido en su esclava, pidiéndole a gritos que lo mantuviera perfecto. Ella dependía totalmente de cada milímetro de su cuerpo.
En cambio, cuando una es dueña del suyo como yo, lo ve precioso tal y como es. Sí, sabe sus defectos y los reconoce. Pero sabe que estos defectos lo convierten en un cuerpo único y distinto a los otros.
Las que son esclavas, no saben lo que es amarse. No saben lo que es quererse.

Y decidme, ¿cómo esperáis ser aceptadas si no os aceptáis primero a vosotras mismas? ¿Cómo esperáis querer, si no os queréis ni vosotras?
Estoy harta de los cánones de belleza que ha impuesto la sociedad. Y lo peor, que muchas de nosotras queramos seguirlos. Cada mujer es única y bella a su manera con sus tallas y sus medidas propias y naturales.
¿Dónde está el manual de instrucciones que nos dice cómo hay que ser? Algo os digo: si existe, no lo abráis nunca. No sigáis las normas que vienen en él. ¡Creadlas vosotras!
Las mujeres tenemos que ser libres y amarnos tal y como somos. Amar la libertad, amar nuestras propias reglas que nos vamos marcando nosotras mismas en la vida.














Y ahora, dejando a una banda la pequeña historia de Carla y de María, os pido que reflexionéis sobre lo que habéis leído y sobre todo espero que hayáis captado el mensaje que se esconde entre líneas. Hoy dedico mi entrada a todas aquellas personas, independientemente de si son mujeres u hombres, que fueron o siguen siendo víctimas de un manual de instrucciones ficticio que nunca, y repito nunca, deberían haber abierto y que jamás olviden que todavía pueden cerrarlo y conseguir ser libres al fin.
Una vez más, gracias por leerme, soñadores.

viernes, 11 de abril de 2014

SUS MANOS...

¿¡PERO QUÉ VEN MIS OJOS!? ¿Aura se ha dignado a aparecer después de estar más de un año sin actualizar su blog? 
Pues sí, no es broma. He vuelto otra vez, y espero volver más a menudo. 
Ha pasado tanto tiempo...
He cambiado tanto yo...
Dicen que las experiencias de la vida nos condicionan a ser lo que somos, pues algo así me ha pasado. A mejor o a peor, pero ya no soy la Aura que un día dejó de actualizar y que ahora ha aparecido de la nada. Por lo tanto,  quiero advertir a mis viejos lectores que no garantizo que vuelvan a encontrarse con lo que esperaban anteriormente de mí y recibían a través de mis entradas.

Dejando a un margen mi repentina aparición, os cuento. Hace poco que conozco el término de "microcuentos" y nada, que me atreví a escribir uno sobre la violencia de género que me gustaría compartir con vosotros. Aquí os lo dejo y si os gusta, ya me explayaré más otro día y me pondré más seria con mi blog. Y por favor, ya sabéis que estoy abierta a todo tipo de propuestas y que me podéis pedir cualquier tema para que hable o reflexione de él. Al igual que si tenéis algún escrito vuestro que deseéis publicar, yo lo hago encantada (podéis pedirme el anonimato o que salga vuestro nombre, pero siempre diré que no es mía la entrada). Y si en cambio lo vuestro es dibujar y queréis aportar vuestro granito de arena, podéis ayudarme a decorar mi blog con cosas vuestras. No os cortéis, de verdad. Os atenderé en auramb95@gmail.com.
Por último, recordad que tener un público que te lea y te anime de vez en cuando, motiva bastante y ayuda a que me esfuerce más en mantener el rincón DACSA (De Aura Cuando Se Aburre). Así que os doy las gracias sólo por estar en este momento aquí, gastando vuestro tiempo en esta web. Podéis dejar valoración y comentarios abajo, gracias de nuevo.

Bueno, allá voy:


"Recordó esas manos que un día la habían amado y que luego acabaron por destrozarla. Las intentó olvidar y deseó una vez más, que dejaran de existir. Pero ella sabía que todo era inútil, ya le habían dejado huella para siempre".

jueves, 14 de febrero de 2013

Como una vela...

La vida es como una vela, que se va consumiendo lentamente. 
Cualquier día la llama de la vela puede apagarse, esfumarse, desaparecer...

Nosotros somos vida, nosotros somos velas. 

Velas que brillan, unas con mayor fuerza que otras. 
Velas que se van apagando,unas con más rapidez que otras.

Y es que nosotros, las personas, necesitamos luz.

Por eso buscamos personas brillantes, a las cuáles admiramos por esa energía que desprenden, por esa vitalidad que transmiten, porque nos absorben en cierta manera.
Nos alejamos de las personas a las que llamamos relativamente "apagadas", pero que aún viven, que aún tienen luz pero que apenas se percibe, ya que algo las hace no sentirse bien ni con ellas mismas.

Pero a este tipo de personas, si les queremos y somos buenos, les pasaremos parte de nuestra llama, parte de nuestra luz.

Y así no perdemos fuerza, al contrario, porque cuando vemos a una persona "apagada" sonreír gracias a nosotros, nuestra llama revive con mayor fuerza que antes.

Y no sólo vale brillar por nosotros mismos, buscamos otras velas.
Cuantas más velas tengamos cerca, más vivos nos sentimos, más fuerte es nuestra llama.

Pero no sólo vale buscar otras velas, otras personas. Lo importante es su aceptación, que no nos hagan sombra. 

Lo importante es que nos quieran, que estén dispuestos a compartir parte de su esencia.

Y es que la llama es la esencia de la vida, la vida somos las personas, las personas somos velas y, la vida es como una vela. Como una vela que se va consumiendo lentamente.


No dejes que tu llama se apague.

Algún día el viento soplará y te apagará, es inevitable...
Pero mientras tengas una llama que mantener, haz todo lo posible por crear y transmitir luz, crear y transmitir vida.

Muchas gracias por leer.

jueves, 30 de agosto de 2012

Días de lluvia

Un día de sol, nos gusta a todo el mundo, está claro.
 ¿Pero un día de lluvia?
Normalmente, un día gris y nublado, nos recuerda a un día triste y solitario.
 Pero hay veces que queremos refugiarnos del mundo, y necesitamos un poco del sonido de las gotas al chocarse contra el cristal de la ventana para relajarnos... ¿verdad?

Yo, siempre me asomo por la ventana de mi habitación, para ver a la gente pasar, mientras estoy tranquila y relajada.
Y es que siempre me encuentro con una cosa u otra.

Hay niños, que van apegados a sus padres, debajo de sus propios pequeños paraguas, intentando no mojarse.
En cambio, hay otros que extienden los brazos, y dejan que las gotas recorran sus cuerpecitos.
Incluso, alguno más travieso, viene a su madre cubierto de barro.


Y según las obligaciones de cada persona y el tiempo libre del que dispongan, podemos observar a los típicos que tienen que ir al trabajo y van con cara de mal humorados, con el paraguas hacia atrás, por culpa del viento.
A los que pasean, aunque la lluvia no sea el mejor factor para disfrutar de un buen paseo.
A los que van refugiados en sus paraguas, conversando con otros.
A los despreocupados, que salieron de casa sin paraguas, en algún portal, esperando a que pare de llover.
A alguien, danzando bajo la lluvia y chafando charcos.
Y a los que admiran la lluvia, quietos y nostálgicos, en cualquier lugar donde puedan observar la lluvia de cerca.
Pero hay algo que es bueno de los días de lluvia.
Son los días perfectos para quedarse en casa.
Unos aprovechan para reflexionar; otros para ver pelis con los amigos; otros para leer...

Para cada uno, "Un día de lluvia", es de una manera u otra, tiene un significado u otro.

Pero hay algo que para todos es igual de especial. Y es ese fenómeno tan extraordinario y colorido, que a veces sucede bajo un día gris: El arco iris.
Sin duda, es el ingrediente perfecto que completa un día de lluvia...
...que alegra y saca una sonrisa, hasta a las personas que odian los días en los que llueve y hace frío.

Escrito un día solitario y gris, acompañado de unas gotas provenientes de un cielo nublado y húmedo.
Gracias por leer, como siempre.

martes, 31 de julio de 2012

Los verdaderos afortunados.

¡Hola seguidores de mi blog!
¿Qué tal las vacaciones?
Yo no paro. Siempre estoy de viaje y por eso tengo un poco abandonado el blog. Lo siento :(
Bueno, hoy, he querido hacer una entrada especial. ¿Qué por qué?
Pues porque a la persona a la que va dedicada es muy especial, y lo sabe.
Y esa persona es... 
¡Tachán, tachán!
...¡¡¡Eva!!!


Para quién no lo sepa, es mi hermana.
Y bien, antes que nada, siento discriminar a los hijos únicos, como lo es mi mayor fan, el anónimo "secreto". ;)


Voy a empezar... ¿vale?
Allá va:


"¿Cuántas veces me habré formulado la misma pregunta?
¿Cuántas veces habré pensado lo afortunados que son los hijos únicos?
Mil veces he creído que lo tienen todo.
Todos los juguetes para ellos, sin tener que compartirlos.
Todas las horas de tranquilidad para ellos, sin tener que aguantar lloros o gritos.
Toda la atención de los padres para ellos, sin tener que esperar.
Toda la casa para ellos, sin tener que compartir habitación con nadie.


Pero ahora que soy más mayor, me doy cuenta de lo equivocada que estaba por aquel entonces.
Hay algo que no tienen los hijos únicos.
Y ese algo es, un hermano o hermana.


Vaaale. Es cierto que a veces los matarías. No lo niego.
Pero tengo una pregunta para todos los AFORTUNADOS, y no me refiero a los hijos únicos no.
¿Qué haríais sin vuestros hermanos o hermanas?


Yo, por ejemplo, no lo sé.
No quiero pensar que sería estar sin mi hermana.
La necesito.
Ya llevo casi 13 años conviviendo con ella.


Y bueno, me pongo a pensar en cualquier tontería y ahí está ella.
Sólo hay en un lugar donde no aparece, y es en el ámbito social.
Cuando recuerdo a mis amigas, no está.
Cuando recuerdo a mi clase, tampoco.
Esa diferencia de 4 años que nos separa, hace que no esté en todo, cierto.
Pero hay en cosas que me doy cuenta en las que una amiga o compi de clase no pueden superar a mi hermana.
Y es el lazo que nos une. 
El cariño que siento hacia mi hermana es infinito.
Nadie, y repito otra vez, nadie puede superar lo que siento por ella.


Además, os diré un secreto.
La admiro.


Siempre con esa sonrisa en la boca, con ganas de reír.
Ese potencial tan alto que tiene para que todo le salga bien.
En cualquier cosa que se esfuerce un poco, consigue unos resultados increíbles.
Es difícil no envidiarla, en serio.


Y por eso hoy le escribo a ella la entrada.
Es a la persona que más le insisto para que visite mi blog.
Porque no hay nada que me haga sentir más bien, que la aprobación de ella.


Y es que, a veces, le digo que la quiero y se ríe.
¿Por qué? Ni idea. 
A lo mejor no se lo cree o a lo mejor le hace gracia ver lo pesada que puedo ser a ratos.


¿Cómo no voy a quererla?
Tengo momentos muy bonitos y en casi todos está ella, con su sonrisa.
Y ahora que me toca estar dos semanas sin ella porque está viajando, es cuando realmente noto que ella me hace falta.
La echo de menos.
Y lo más importante de todo, la quiero y SIEMPRE la voy a querer".


P.D: Gracias por leer, y si tenéis algún hermano o hermana ya sabéis. Cuidarlos y quererlos como a nada en el mundo. Porque ellos, aunque a veces te lo hayas planteado, también os quieren. ¡Viva no ser hijo único! :)

lunes, 4 de junio de 2012

Recuerdo...

Recuerdo como si fuera ayer cuando mi madre me cogía de la mano y me llevaba al parque.
Recuerdo la cara de tonta que ponía cuando estaba entrando en el parque toda ilusionada.

Recuerdo la alegría que me hacía ir corriendo hacia los columpios.
Recuerdo lo mayor que me sentía cuando le decía a mi madre que me sabia columpiar sola.
Recuerdo la satisfacción que me hacía sentir un cosquilleo en mi barriguita mientras me columpiaba.
Recuerdo también, cuando cogía impulso para saltar del columpio, felizmente.


Recuerdo las mil maneras de tirarme del tobogán.
Recuerdo ese tobogán tan alto... ese tan alto que tirarme por él me hacía sentir una niña mayor.
Recuerdo cuando otros niños se tiraban por el tobogán y jugaba con ellos para hacer "tapón".
Recuerdo cuando hacíamos "tapón" en el tobogán, y el niño de más peso se tiraba por él y yo me caía al suelo porque no tenía fuerza para aguantarle.

Recuerdo cuando me hacía daño al caerme y iba llorando hacía mi madre para que me curara.
Recuerdo que ella, me curaba la herida con la canción del: "cura sana la avellana..." y yo creía que mi herida, si no se curaba hoy se curaría mañana.
Recuerdo como felizmente, volvía a los columpios olvidando que me había hecho daño.
Recuerdo cuando me sentaba en el suelo y cogía piedrecitas para hacer torres.
Recuerdo el polvo que soltaban las piedras y me ensuciaban los vestiditos.
Recuerdo a mi madre venir hacía mi y reñirme mientras me limpiaba la ropa y me decía que no jugara en el suelo.
Recuerdo decirle que sí e irme rápido al sube y baja.
Recuerdo trepar por las ramas de algún árbol y sentirme como en la selva.
Recuerdo las palabras que más odiaba escuchar, las que me decían que debia abandonar el parque.
Recuerdo insistirle a mi madre que me dejase estar 5 minutos más.
Recuerdo que al final, siempre me acababa yendo del parque triste porque quería jugar más.
Recuerdo...
Recuerdo que de pequeños, cualquier cosa nos hacía felices.


Perdonad por el retraso de la actualización pero es que estoy con los exámenes finales. Como siempre, gracias por leer, por visitarme, por seguirme y por comentar :)